LAS
MONEDITAS
TINtervalo5 presenta una nueva forma de compartir desde y para el cuerpo. Queremos invitarte a conocer desde la mirada de la Psicóloga Alejandra López Pulido, quien comparte desde la ciudad de Ocotlan, Jalisco y no te pierdas su Intervalo el día martes de cada semana en la segunda temporada del Blog TINtervalo5. No olvides compartir y comentar, Alejandra espera tus preguntas, comentarios y sugerencias.
“Cierta
vez, una niña encontró en el jardín donde jugaba un péquela moneda de diez
centavos. Desde ese momento en adelante, decidió que siempre caminaría con la
cabeza baja y con los ojos pegados al piso en busca de más tesoros. Durante el resto
de su vida, ella había coleccionado 500 moneditas de diez centavos, 40 monedas
de veinte centavos, 22 monedas de un peso, 14 monedas de cinco pesos y un solo
billete de 50 pesos, totalizando 200 pesos.
Mientras
ella juntaba moneditas que no representaban ningún esfuerzo de su parte, ella sacrificó otras cosas de valor
mucho mayor. Ella perdió el privilegio de observar el esplendor glorioso de
miles de puestas de sol, el brillo de las estrellas en alguna de esas
bellísimas noches de cielo claro, el vuelo de las majestuosas águilas y el
colorido de las aves en lo alto de los árboles. Las sonrisas de sus amigos, a
los que no veía por su obsesión de andar con la cabeza agachada en busca de más
monedas. Por cierto, perdió mucho más que lo que encontró.
Así
es como estamos tan ocupados con los negocios de la vida en busca de los
llamados tesoros, para al final
terminar habiendo gastado nuestras vidas mirando hacia abajo, en lugar de
apreciar la belleza que nos rodea. Así que recuerda, es bueno descansar en el
césped, pero evita recoger centavos”.
Además
de la reflexión final que deja este texto, me llama la atención la primera
frase del segundo párrafo: no representaban ningún esfuerzo de su parte.
Cuántas veces nos encerramos horas en una oficina, en vez de comunicarnos con
la pareja; cuantas horas atrás de una pantalla de computadora, para evitar
hablar con mi hijo preadolescente. Cuantas horas extras para no llegar a casa
pues los niños son un “fastidio”.
Por
cruel que suene, estas cosas son de lo más común en las familias, es preferible
e incluso fácil, ocuparnos en un “trabajo” para acumular bienes y poder decir
“cumplí con mi papel de proveedor o proveedora”. Vivir en familia, no es
sencillo, la familia es un núcleo que se constituye media la relación que
lleven los integrantes. Por ser relación, pueden aparecer conflictos, riñas,
desacuerdos. ¿Pero en qué familia no los hay?
Comenzar
a darse cuenta que no hay familias perfectas, que vida solo hay una, y que ésta
te pide en ocasiones la regla del máximo esfuerzo: Comienza a reconocer que tu
familia te espera, sean como sean, eres parte de ella, comunícate con tu
pareja, con tus hijos, contigo mismo o misma, tal vez no sabes cómo hacerlo o
nunca lo has intentado. Date cuenta que el tiempo pasa, es decir, los niños
crecen en adultos, los adultos envejecen, y todo en un momento.
“Vive
la vida al máximo,
recuerda que sólo nos toca un viaje por persona”
Psicóloga Clínica Alejandra López Pulido
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