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lunes, 28 de marzo de 2016

Las MONEDITAS

LAS MONEDITAS

TINtervalo5 presenta una nueva forma de compartir desde y para el cuerpo. Queremos invitarte a conocer desde la mirada de la Psicóloga Alejandra López Pulido, quien comparte desde la ciudad de Ocotlan, Jalisco y no te pierdas su Intervalo el día martes de cada semana en la segunda temporada del Blog TINtervalo5. No olvides compartir y comentar, Alejandra espera tus preguntas, comentarios y sugerencias. 



“Cierta vez, una niña encontró en el jardín donde jugaba un péquela moneda de diez centavos. Desde ese momento en adelante, decidió que siempre caminaría con la cabeza baja y con los ojos pegados al piso en busca de más tesoros. Durante el resto de su vida, ella había coleccionado 500 moneditas de diez centavos, 40 monedas de veinte centavos, 22 monedas de un peso, 14 monedas de cinco pesos y un solo billete de 50 pesos, totalizando 200 pesos.

Mientras ella juntaba moneditas que no representaban ningún esfuerzo de su parte, ella sacrificó otras cosas de valor mucho mayor. Ella perdió el privilegio de observar el esplendor glorioso de miles de puestas de sol, el brillo de las estrellas en alguna de esas bellísimas noches de cielo claro, el vuelo de las majestuosas águilas y el colorido de las aves en lo alto de los árboles. Las sonrisas de sus amigos, a los que no veía por su obsesión de andar con la cabeza agachada en busca de más monedas. Por cierto, perdió mucho más que lo que encontró.

Así es como estamos tan ocupados con los negocios de la vida en busca de los llamados tesoros, para al final terminar habiendo gastado nuestras vidas mirando hacia abajo, en lugar de apreciar la belleza que nos rodea. Así que recuerda, es bueno descansar en el césped, pero evita recoger centavos”.

Además de la reflexión final que deja este texto, me llama la atención la primera frase del segundo párrafo: no representaban ningún esfuerzo de su parte. Cuántas veces nos encerramos horas en una oficina, en vez de comunicarnos con la pareja; cuantas horas atrás de una pantalla de computadora, para evitar hablar con mi hijo preadolescente. Cuantas horas extras para no llegar a casa pues los niños son un “fastidio”.


Por cruel que suene, estas cosas son de lo más común en las familias, es preferible e incluso fácil, ocuparnos en un “trabajo” para acumular bienes y poder decir “cumplí con mi papel de proveedor o proveedora”. Vivir en familia, no es sencillo, la familia es un núcleo que se constituye media la relación que lleven los integrantes. Por ser relación, pueden aparecer conflictos, riñas, desacuerdos. ¿Pero en qué familia no los hay?



Comenzar a darse cuenta que no hay familias perfectas, que vida solo hay una, y que ésta te pide en ocasiones la regla del máximo esfuerzo: Comienza a reconocer que tu familia te espera, sean como sean, eres parte de ella, comunícate con tu pareja, con tus hijos, contigo mismo o misma, tal vez no sabes cómo hacerlo o nunca lo has intentado. Date cuenta que el tiempo pasa, es decir, los niños crecen en adultos, los adultos envejecen, y todo en un momento.


“Vive la vida al máximo, 
recuerda que sólo nos toca un viaje por persona”

Psicóloga Clínica Alejandra López Pulido

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