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EL MITO DE LOS NERVIOS Ansiedad y Depresión
Por: Psicóloga Alejandra López Pulido
Con
la pandemia a nivel mundial, las personas se han sentido enclaustradas, el
miedo al contagio, las pérdidas de familiares, negocios y/o empleos, la nueva
educación en casa, etc., se ha hecho notar la necesidad de que salgan la luz
política públicas para intervenir en la materia, así como en la salud mental.
En
el 2017, la ONU declaro más de 300 millones de personas en el mundo sufren
depresión, un trastorno que es la principal causa de discapacidad, y más de 260
millones tienen trastornos de ansiedad. No sabemos aún los resultados que vendrán después de la pandemia, pero
hay probabilidad de aumento. Es necesario hablar de ello y reconocer las señales.
Los principales síntomas de la depresión son insomnio
tardío (despierto antes) o hipersomnia (dormir varias horas y aun así seguir
teniendo sueño), variación
diurna (se despierta más cansado),tristeza, expresión facial decaída; palabra, pensamiento y movimientos lentos, dolor
crónico o recurrente sin explicación médica, sentimientos de tristeza,
culpabilidad, desesperación, desesperanza o inutilidad, pérdida de interés y de la capacidad para
experimentar placer, dificultad
para la toma de decisiones, pensamientos de muerte o suicidio.
Los trastornos de ansiedad se caracterizan por dificultad para conciliar el sueño, comportamiento de evitación fóbica (no ir a lugares concurridos, no salir de casa por miedo a que pase algo malo, etc.); pulso rápido y otros signos de hiperactividad psicomotriz y vegetativa, trastorno de la respiración, expectación aprensiva (pensar un mismo tema y darle vueltas), sensaciones de miedo, temblores, palpitaciones, sudoraciones, desvanecimiento (vahídos), separación (mi cuerpo me es raro, no me siento yo), desrealización (Mi hogar o ambiente inmediato me es extraño).
Si llegaste hasta aquí, querido
lector y te identificaste con algún(os) síntoma(s), no lo dudes más, pide
ayuda. Hay líneas de atención gratuita como el 911 o LOCATEL, que pueden
ayudarte en una crisis y/o orientarte al mejor servicio de salud. Dejemos a un
lado el tabú, aprendamos a observarnos y a escucharnos, la salud mental es de
todos. Cuidémosla.
FB @Ale López Pulido
IG @Ale L. Pulido
¿ERES NARCISISTA?
¿Qué es lo que primero que piensas a leer esta pregunta?
¿Qué es lo primero que viene a tu mente? ¿Te suena a algo?
Por: Psicóloga Alejandra López Pulido
En el psicoanálisis de Freud se utiliza la mitología para explicar algunas etapas del desarrollo humano. Como el narcisismo primario, el cual, de una manera muy resumida, es cuando el niño es objeto de su propio amor y placer al cubrir sus necesidades básicas. Hasta que va creciendo y se da cuenta de la existencia de más “objetos” dignos de su amor (padres, hermanos, amigos, pareja, etc.) Dando paso al amor hacia los demás, pero incluyéndome a mí mismo.
En palabras de Fromm, en su libro “El Arte de Amar” el amor a si mismo esta inseparablemente ligado al amor a cualquier otro ser. Si verdaderamente me amo, puedo amar a alguien más. Nunca es al revés. Si amo a los demás, pero no es igual al amor que siento por mí mismo, es insano, es incongruente.
Nadie da lo que no tiene. Es por eso que ser narcisista significa tener amor propio y en conjunto, amor a los demás. Pero si esto fuera cierto, ¿Qué seria ser egoísta? Parafraseando de nuevo a Fromm “la persona egoísta solo se interesa por sí misma, desea todo para sí misma, no siente placer en dar, sino únicamente en tomar."
“El egoísta y el amor a sí mismo, lejos de ser idénticos, son realmente opuestos”
Desde la perspectiva de estos autores, podemos concluir que ser narcisista es tener amor propio. Cuidar de mí, respetarme, aceptarme, se vuelven sinónimos. Porque si comienzo conmigo por añadidura puedo hacer lo mismo con todos los que me rodean. Alguien que ama a su familia, pero a un “extraño” lo rechaza, no está siendo congruente con la premisa. Terminamos enamorados como Narciso, solos de una imagen vacía y sin nada en lo profundo.
Así que la próxima vez que me pregunten si soy narcisista, puedo proclamar con orgullo y seguridad que si lo soy.
Gracias por leerme.
FB @Ale López Pulido
IG @Ale L. Pulido
UN DUELO TIENE QUE DURAR LO QUE TIENE QUE DURAR
"... sigue en este mundo por los que se quedaron,
por los que te aman y por los que llegaran. ¡Vive...!"
Por: Psicóloga Alejandra López Pulido
Un duelo dura lo que tiene que durar; no más, no menos. Un tema que me apasiona y sigo reconociendo. El duelo comienza cuando tenemos una pérdida, ésta puede ser cuando fallece un ser querido, la ruptura de una relación amorosa o de amistad, cuando un proyecto fracasa, dinero extraviado e incluso la perdida de la juventud puede ser el detonante que te hará iniciar un proceso de duelo. Vivimos pérdidas a diario, pero todo depende del valor e importancia que tenía para ti.
Te comparto querido lector, hace 2 años perdí a mi primer bebé, esperado con mucha ilusión y cariño. Y eso sólo fue el inicio de múltiples perdidas: Mis dos abuelos paternos, dos tías, siendo una de ellas como una segunda madre, mi segundo bebé, amistades de años se distanciaron sin saber cuál fue el motivo, incluso la casa que rentaba en ese entonces tuvimos que entregarla por solicitud de un nuevo inquilino.
Todo en menos de dos años había cambiado sin darme cuenta. ¿Has experimentado algo así? Pareciera no tener fin. Palabras como “el tiempo cura todo” “esta joven, ya vendrán más hijos”, “tienes toda una vida por delante”, taladran la herida sin sanar, dejando un sentimiento de rareza por no saber por qué pasa; parecen incluso palabras vacías y distantes, como si no significara nada en ese momento.
Todo esto te lo cuento lector, porque así se vive cuando se está en duelo. Comienza con la sensación de que nada tiene sentido, incluso no es real lo que está pasando; después pasamos por una fase de enojo, otra de culpa, una más de vergüenza por lo que hiciste o dejaste de hacer. Los días solo pasan, todo lo que sientes está con una cortina de dolor, incluso la alegría la envuelve para recordar la pérdida.
Si mi lector, hay que vivir el dolor, sentirlo con cada fibra de tu cuerpo, pero siempre con una meta clara por delante: “sigue adelante, sigue viviendo en su honor”, sigue en este mundo por los que se quedaron, por los que te aman y por los que llegarán. ¡Vive!, vive con tanta intensidad que llegue hasta esas dimensiones en donde están tus seres queridos. Vivir en su honor. Esto es llegar a una fase de aceptación y perdón, fué lo que me hizo levantarme de ese dolor, vivir un día a la vez. Teniendo metas pequeñas pero firmes, amando cada día y agradeciendo por tener otra oportunidad de vivir en honor por ellos.
A dos años, sigo llorando las pérdidas, el dolor es menor. Salgo más pronto de la cama, ya no me quedo tanto como antes. Esto hace que el recuerdo de esos seres tan especiales para mí, crezca cada vez más en el amor, en la alegría y entendimiento.
Sanando mis duelos.
Y esto dura el tiempo que tenga que durar, ni más ni menos.
Gracias por leerme.
FB @Ale López Pulido
IG @Ale L. Pulido